viernes, 24 de abril de 2009

Amor perdido

¿Qué hacer cuando un cónyuge no ama al otro?, esa fue la pregunta que alguien me hizo en una plática aparentemente informal.

La conversación había girado en torno a las necesidades que el ser humano tiene, sobre todo la necesidad de Dios, de ahí hablamos de las circunstancias ideales que deben de rodear a una familia y fue entonces que de una manera frontal y directa vino la pregunta. Hay ocasiones en que uno no sabe que responder pues desconoce las circunstancias de la pareja. ¿Y ahora?

Entendí que ese era el caso de quien me preguntaba y no una mera referencia a algún “primo” o “amigo” o “vecino”. Traté de responder.

Bueno, le dije, recuerdo el caso de la mujer que perdió una de sus monedas según lo registra la Biblia (Lucas 15.8-10). Eran esas monedas, sin duda, su posesión más valiosa. Le recordaban en momentos de angustia que ella era una mujer valiosa aún cuando nadie se lo recordara cada día. Así que cada vez que atravesaba por ese “valle de sombras”, iba a contar sus monedas para ver un nuevo amanecer, para encontrar en ellas la luz de su sol.

Tristemente uno de esos días oscuros, al buscar sus monedas se dio cuenta de que le faltaba una, solo una. Trato de imaginarme la desesperación y angustia de saber que ahora no eran las monedas las que estaban incompletas sino que ella misma lo estaba.

La historia refiere que encendió la luz, limpió la casa, movió todo lo removible y al final en recompensa a su esfuerzo encontró la moneda.

¿Se perdió el amor? ¡Barre! ¡Limpia! ¡Sacude! Seguro lo encontrarás.