A menudo he escuchado las diversas posiciones de miembros, líderes y dirigentes de la Iglesia en torno al bautismo. Las opiniones son divergentes, el tema es apasionante y casi nadie desea quedarse al margen de dicha conversación.
La plática revivió recientemente con motivo de la gran celebración bautismal del 27 de enero en Catemaco. Probablemente aventurando un pronóstico o con conocimiento de causa un líder de la Iglesia dijo que en algunos distritos "el 50% de los bautizados es gente que fue sacada del panteón". El solo hecho de pensarlo es preocupante.
Quizá es necesario hacer una precisión en torno al tema: caminan por dos caminos distintos la necesidad de ser bautizada que la gente tiene y los blancos fijados junto con los métodos para alcanzar dicho blanco.
La plática revivió recientemente con motivo de la gran celebración bautismal del 27 de enero en Catemaco. Probablemente aventurando un pronóstico o con conocimiento de causa un líder de la Iglesia dijo que en algunos distritos "el 50% de los bautizados es gente que fue sacada del panteón". El solo hecho de pensarlo es preocupante.
Quizá es necesario hacer una precisión en torno al tema: caminan por dos caminos distintos la necesidad de ser bautizada que la gente tiene y los blancos fijados junto con los métodos para alcanzar dicho blanco.
Definitivamente estoy a favor de fijarse metas que sean cuantificables. Es posible que la cantidad de personas bautizadas sea un índice importante en cuanto a cuan cercas estamos de cumplir nuestra misión. No podemos caminar sin saber a donde queremos llegar. En algún tiempo pasado a los blancos de bautismos se le llamaron "objetivos" y sin embargo el propósito sigue siendo el mismo: buscar una cantidad que marque nuestra evoluvión o involución.
Continuará...
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